-Y qué más da, pensó el capitán. Vida o no vida. Amor mío o de otros. Mi locura o mi cordura. Mi, tu, su corazón. Esa noche estaba vivo. Al menos en un mundo donde nadie regalaba nada; donde todo se pagaba antes, durante o después.
-Era bellísima. Y era francesa.
-Por eso cuando alguien me pregunta qué respeto de esta infortunada y triste España, siempre repito lo que le dije a aquel oficial francés en Rocroi. Pardiez, contad los muertos.
-Sonó sincero. Sonó a mentira. Sonó a cualquier cosa probable o improbable, posible o imposible; y lo cierto es que me daba igual cómo sonara. Ella estaba cerca. Mucho.
-No aprecio más rey que el de la baraja, ni conozco a otro Dios fuera del que uso para blasfemar. (Malatesta)
-Y al cabo, más ahora pelo de alcatara que soga de esparto... ¡Puttana Eva!
A ensañarnos morir vamos en el sueño.
"huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave, olvidar el provecho, amar el daño: creer que el cielo en un infierno cabe; dar la vida y el alma a un desengaño, ¡esto es amor! quien lo probó lo sabe." Lope de Vega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario