jueves, 3 de diciembre de 2009

Y viceversa.


-Escogí un poema casi perfecto. Pero se me pasó por la cabeza que me quedaría apocopado. Porque se come letras y palabras enteras. Porque faltan versos que digan totalmente lo contrario. Porque faltan los antónimos. Y es que nunca olvidaré la sonrisa de ese tal señor Anónimo cuando me puso el borrador en las manos y me dijo: "Tu vida no le importa a nadie". Fue el primer consejo que me dieron y nunca lo he olvidado.


Cruzó las manos blancas de terciopelo sobre la pequeña mesa del café y levantó sus ojos pardos, sin sonrisa y de madrugada hacia el hombre de la gabardina marrón que sorbía el café (con tres de azúcar, por favor) sin mucho entusiasmo y cruzaba las piernas para repantigarse, desde donde obtenía una mejor perspectiva de la autopista sin tramos rectos que era Dolores, la camarera.


-Porque amor- dijo volviéndose hacia Blonche un instante mientras derramaba cuidadosamente el azúcar sobre la servilleta- no eres aurora, ni cándida moraleja, la gente vive feliz aunque no tenga permiso. Vamos, resumiendo, estás jodida, jodida y radiante, y viceversa. Mi pequeño y dulce corazón coraza. Que poco vende eso de no ser tú.


M-