viernes, 21 de agosto de 2009

Viorel


Viorel tiene una pluma mágica que una tarde de agosto, de esas que te hacen silbar y ladrar a los perros, le regaló una paloma. A cambio de un beso de los labios de azúcar de Viorel el ave se desvistió para convertirse en sapo y croar bajito en los estanques de madrugada. Desde entonces el bribón se esconde bajo la sombra de los faroles y dibuja cuentos sobre bicicletas que escriben diarios y mendigos que dan limosna. Luego deja las historias en los calcetines de gente como Violeta. A cambio se guarda en los camales cualquier cosa olvidada entre el somier o bajo la almohada. Y se lleva en la punta de las orejas los gemidos de Violeta cuando habla en sueños. A veces ella deja una canción en la puerta, ya sabes, no por nada personal, sino para ponérselo difícil.
Viorel es ese pilluelo con cara de duende que a veces, por el rabillo del ojo, se refleja en el escaparate de la tienda de relojes del viejo que vive en el tercero de la calle de los Zapatos Usados. Porque los relojes son bonitos, tienen ese olor a serrín y a tiempo perdido, que es el que mejor se emplea del mundo, y además con horas extras. Aunque opina que mejor si las manecillas están torcidas, igual que las ramas de otoño. Con cuco, pero sin tic-tac.
Yo creo que los días impares es aprendiz de mago, aunque dice que no, que solo le gusta llevar el sombrero acabado en punta para tener la cabeza llena de cielo por la noche. Y que solo hacia servir la barita para beberse los batidos de chocolate. Pero yo se que de vez en cuando hace que Blanche se ria como cuando era niña, y eso no puede tratarse de cualquier truco de segunda.

3 comentarios:

  1. Quiero prender todo con llamas acuáticas. Quiero destruir el mundo. Quiero que todos los días sean cenicientos nublados, y de 15 ºC. Y a punto de chispear, la promesa del agua que caerá, mas ahora es extraño todo. Irreal la realidad, parece mentira que de verdad exista un más acá. No hay sueños y el dolor es anestésico para la mente, el valor desaparece pues no existe el temor, cuando todo es gris, cuando todo es dle mismo color ¿Como va a aterrorizarte? Algo tan igual que no se diferencia de lo demás. Indiferencia y fresco, con la piel de gallina. Y ante los lugares, golpéame y pasa de largo. Quiero perderme en una ciudad gris, en un día así con solo ropa de abrigo y mis pies. Ser un punto entre la multitud, sin conciencia, sin identidad, y así desaparecer de la tierra por unas horas. Sin saber, sin conocer, andando a donde me lleven los pies. Corazón líquido que no se puede romper, no colar, ni escurrir, ni quemar, ni evaporar... caramelo, amargo para quien lo ha probado ya. Tal vez regresará la burbuja de cristal dejándome sola, encerrada en mí, con mis gritos, mi intelgencia y mi dolor, con los sueños gafados, puesto el freno de mano a la ilusión. Corre, corre, es una carretera gris, en un día gris, un mundo gris. Adivina el color del cielo.

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  2. /Corre, acelera cada vez más. Las curvas son más cerradas, el aire oscurece, el viento te fustiga la cara y los ojos te escuecen hasta llorar. Corre! Acelera! Y por un momento tienes que soltar el volante para frotarte un par de lágrimas mientras el vehículo qeu es tu cuerpo va a 180 por la autopista de tu vida.

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  3. [Algunas veces vivo y otras veces
    la vida se me va por lo que escribo.
    Algunas veces busco un adjetivo
    inspirado y posesivo
    que te arañe el corazón.
    Luego arrojo mi mensaje,
    se lo lleva el oleaje,
    una botella al mar de tu incompresión.
    Yo no quiero hacerte chantaje;
    solo quiero regalarte una canción...]

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